Una de las tradiciones granadinas consiste en subir a esta plazuela del Albaycín Alto y sentarse en la terraza del “bar de los caracoles”, como la gente conoce a este garito al que se peregrina para probar su tapa más famosa. Un día bueno cuecen 170 kilos de
caracoles. Están de muerte: sabrosos y con el picante justo. Ojo, no abren hasta las 13.00.
(El País)
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