Abierto en 1927 y tras una vida siendo el bar de referencia del barrio, este local permaneció cerrado una larga temporada. Hasta que los propietarios de Casa Macareno se hicieron con el negocio y lo convirtieron en una coqueta tabernita con aire de café clásico.
Con una carta más que apetecible, recomendamos el montado de oreja con salsa brava.
El Mundo
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