lunes, 25 de abril de 2022

Uva Graciano


Seguramente te suene e incluso hayas probado alguno de sus vinos, pero… ¿Sabrías decir qué es la uva graciano? Se trata de una variedad de uva originaria de Navarra y especialmente de La Rioja, donde ostenta un enorme prestigio a la hora de elaborar algunos de los vinos más valorados en España. 

Pero más allá de estas regiones, su cultivo se ha extendido a otras zonas vitícolas del país dado su gran potencial. Tanto que, ahora, es posible encontrar viñedos de esta variedad en el País Vasco, Cantabria, Castilla-La Mancha, la Comunidad Valenciana e incluso en Andalucía, con la variedad tintilla de Rota.

Y por supuesto, también en Extremadura, donde Dehesa de Luna desarrolla desde hace 15 años una labor vitivinícola innovadora, ecológica y sostenible. ¿Te gustaría ser partícipe de nuestro proyecto?

Una de las principales características de la uva graciano se puede contemplar a simple vista desde los propios viñedos, dado el gran tamaño de su racimo, compacto y de grano homogéneo que recoge unas pequeñas bayas color azul violeta oscuro.

En su interior se encuentra la pulpa, que a pesar de su baja pigmentación y consistencia, es realmente jugosa y presenta un sabor intenso con un ligero toque amargo. 

Estas cepas de maduración tardía son la materia prima de un mosto rojo intenso que destaca por unos peculiares aromas afrutados. Dulce y a la vez ácido, también se caracteriza por ciertos reflejos a almendra amarga que, muy insinuante para los paladares selectos, reafirma su fuerte personalidad.

En definitiva, la uva Graciano es uno de los símbolos de la enología española gracias a sus intensas pero agradables características organolépticas y a un gran potencial para producir vinos selectos, ideales para los amantes de esta bebida milenaria.

Además, la longevidad de la uva permite elaborar vinos de crianza, reserva y gran reserva: productos que sitúan a España en el centro de la cultura enológica mundial y que tenemos el placer de presentarte en Dehesa de Luna.

Graciano es una variedad de bajo rendimiento, lo que significa que es complicado mantener grandes cultivos exclusivos para ella. Lo más habitual es que crezca en viñedos compartidos con otras variedades, especialmente, en regiones con climas cálidos y áridos.

Solo una pequeña selección de sus bayas se destinan a la vendimia, algo que ha extendido ciertas creencias acerca de su baja productividad. Nada más lejos de la realidad, y es que tales características la convierten en una uva muy exclusiva y especial, Algo que, por supuesto, también se aplica a los vinos que la contienen.

La acidez, peculiaridad e intensidad aromática de la Graciano ha hecho que, tradicionalmente, se haya utilizado para dar una chispa de alegría y personalidad a otras variedades y, así, elaborar vinos de aromas específicos. Por ejemplo, con Tempranillo o Garnacha.

Y de hecho, es complicado encontrar vinos producidos únicamente con esta variedad, muy característica debido al color intenso, elevada acidez, baja graduación alcohólica y fuerte carga aromática de sus vinos.

En general, los vinos con alta proporción de uva graciano encuentran un maridaje excelente en diferentes tipos de plato, como por ejemplo la perdiz, el faisán y otras aves de caza acompañadas con verdura al horno: zanahoria, cebolla… Pero también con pescados poco grasos y carnes frescas de cerdo ibérico.

Dehesa de Luna

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