martes, 31 de marzo de 2020

Magdalenas de Carrión

INGREDIENTES:
=300 gramos de mantequilla o un tazón de aceite 
    (también se puede hacer con manteca de cerdo),
= 6 huevos,
= 300 gramos de harina,
= corteza de limón rallada.
= 300 gramos de azúcar,
= 1 cucharada de levadura en polvo,

PREPARACIÓN:
Los huevos se baten bien en un recipiente grande hasta dejarlos espumosos; seguidamente, se añade el azúcar, se trabaja bien unos momentos y se agrega una cucharada de corteza de limón rallada. A continuación, se echa la mantequilla o el aceite, removiendo para obtener una crema fina y, por último, se incorpora la harina mezclada con la levadura. Se une todo bien y se reparte esta masa en las cápsulas para preparar magdalenas.
Se meten en el horno precalentado a temperatura moderada hasta que estén doradas. Se retiran del horno y se sirven templadas o frías. Se conservan varios días.
Son de gran calidad las magdalenas que hacen las clarisas en el monasterio de Carrión de los Condes, donde también fabrican tortas de Santa Clara, amarguillos, virutas de San José y la llamada tarta Luisa, en homenaje a sor Luisa de la Ascensión, conocida en la historia como la monja de Carrión.
Sor Luisa de la Ascensión, en el mundo María Luisa Ruiz de Colmenares de Solís, nació en Madrid el 16 de mayo de 1565; a los 18 años ingresa en el convento de Santa Clara, de Carrión de los Condes. Fue consejera de los reyes Felipe III y Felipe IV y el Papa Gregorio XV le pedía sus oraciones. Singular figura de la mística castellana, Marcelino Menéndez y Pelayo decía que era mas bien ilusa y engañada que engañadora”. Una biografía sobre su vida y su obra, del padre Aspe, obliga al Santo Oficio a procesaría y es trasladada al convento de las agustinas descalzas de Valladolid, donde muere en el año 1648. La causa del Santo Oficio, más tarde, terminó en absolución.
En 1890 se publica en Valladolid una obra del padre Manuel Fraile Migueles: Un proceso
inquisitorial de alumbrados en Valladolid o vindicación y semblanza de la monja de Carrión, que la defiende como persona y como mística, diciendo que “durante su noviciado sufrid muchos insultos del diablo, quien la azotaba con garfios de hierro y la empujaba cuando bajaba la escalera de la ermita.
Figura singular de la mística, no se puede olvidar que en su siglo vivió Santa Teresa de Jesús, el beato Juan de Ávila, San Juan de la Cruz, sor Jerónima de la Asunción o sor Maria de la Antigua, entre otros muchos religiosos y escritores, como Fray Luis de León, que tenía como meta la subida al monte Carmelo o al monte Sión en un interminable “Camino de perfección”. Sor Luisa de la Ascensión refleja, en sus escritos, la espiritualidad de una época, como en el famoso Romance de la soledad del alma, donde dice, entre otras cosas:

“Donde coma y quede hambrienta,
donde de sed se traspase
y cuando más de agua pase
la deje sin sed sedienta”.

La cocina de los Conventos

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