Antiguo almacén para aprovisionar a los buques fondeados en el puerto, esta casa mantiene todo el encanto de las tradicionales tiendas de ultramarinos. En su barra-mostrador se despachan productos de excelente calidad, especialmente chacinas y quesos, y diversas latas gourmet. No hay que perderse la mortadela de ibérico. Y para beber, un surtido de vinos de auténtico lujo, expuestos en vitrinas y que incluyen Petrus o Vega Sicilia.
(ABC Viajar)
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