sábado, 9 de junio de 2018

Restaurante Lhardy - Madrid

Madrid siempre estará en deuda con Emilio Huguenin. Porque traspasar la puerta de Lhardy es entrar en un túnel del tiempo que te transporta a otra época, que te lleva al primer gran restaurante de Madrid, que abrió camino a otro modo de hacer hostelería, donde el entorno y el servicio de sala adquirían una nueva dimensión.
donde se ofrecía una cocina refinada, que interpretaba indistintamente grandes platos de las cocinas europeas como elaboraciones más castizas siempre con elegancia y finura.
Tomar el aperitivo en esa barra, entre esas paredes que podrían confesar incontables secretos de un lugar que fue punto de encuentro de aristócratas, políticos, artistas y clientes anónimos, es algo que todo aficionado debería hacer al menos una vez en la vida. No hay mejor manera para iniciar un abreboca que pedir una media combinación, cóctel tradicional de Madrid y de Lhardy, a base de ginebra, vermú y un toque de angostura, y acompañarla de un consomé de la casa. Placeres de antaño que nunca deberían perderse.
Porque Lhardy es mucho más que un restaurante, es parte de nuestra historia viva. Como dijo Azorín, "No se puede concebir Madrid sin Lhardy".

(Madrid de barra en barra)

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