martes, 5 de junio de 2018

Malvasía de Sitges

Sitges, en la comarca catalana del Garraf, acaba de celebrar su 47ª Fiesta de la Vendimia y la II Muestra de Vinos que ha reunido a más de 15.000 visitantes.
En el siglo XVIII, la malvasía llegó a ocupar una cuarta parte de los cultivos de la población. Hoy sólo quedan 2,5 hectáreas, pero la asociación Slow Food ha conseguido su reconocimiento internacional con la inclusión de la malvasía en su arca alimentaria como baluarte. Prueba de que esta variedad de uva es cada vez más valorada es el hecho de que se están extendiendo notablemente sus plantaciones en el Penedès.
El experto vitivinícola Mauricio Wiesenthal destaca en su Diccionario Salvat del Vino, que cuando se piensa en la historia gastronómica de Europa hay que evocar los vinos de malvasía. De hecho las damas de la corte europea llegaron a perfumar sus pañuelos con este vino. Wiesenthal añade que "la comida medieval y renacentista, tan basada en los sabores dulces, convirtió a la malvasía en el vino por excelencia".
El vino Malvasía de Sitges se elabora sólo a partir de la variedad de su mismo nombre, la malvasía de Sitges, distinta a otras malvasías como la riojana, la subirat parent o la malvasía de Manresa. Sus peculiaridades vienen dadas por la vegetación, su vendimia más tardía, el alto grado y acidez, su sensibilidad al oídio y su situación de proximidad al mar.
Esta variedad se encuentra en otras partes del Mediterráneo. Podemos encontrar malvasías como las italianas de Carzoso, Chianti, las croatas (Istria), las de Córcega (Vermentino), Cerdeña (Bosa), Mallorca (Banyalbufar) y Valencia y, más allá del Mediterráneo, en Canarias, Portugal y Castilla La Mancha.

(Sabor mediterráneo)

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