No importa que se levante con cuerpo de dulce o de salado. En Yecla, la diversidad culinaria es una seña de identidad. Para desayunar, lo típico son las tortas fritas. Una masa de harina de trigo y levadura que acepta tanto una capa de azúcar como una fila de anchoas.
Se pueden degustar casi en cualquier lugar: en la céntrica Taberna del Garrudo o en el Ideal Gastrobar, a las afueras. Los más golosos pueden optar por unos libricos de oblea y miel.
En Libricos Yecla, tienda abierta en 1850 para la venta exclusiva de este producto, no podrán resistirse.
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